Per Cris Pérez Vázquez. Creo en la RSC/E como una oportunidad de las empresas y corporaciones para ir más allá, adelantarse a sus tiempos con medidas que contribuyan a una sociedad más sostenible. Pero, cuando hablo de RSC, mis colegas me miran como si tuviera la peste, como si pronunciase una palabra maldita y, aunque sigo teniendo esperanzas de que no se intente manipular a la sociedad civil bajo el título de la Responsabilidad, a menudo me rindo en la lucha y les tengo que dar la razón cuando oigo las acciones sociales o ambientales de según qué compañías.
Pero no es de extrañar que esas compañías piensen que están haciendo bien las cosas, cuando desde la misma administración, las leyes se sesgan o truncan.
Estoy leyendo las ayudas que la Xunta de Galicia facilita para fomentar la conciliación y cuando llego al apartado de las personas beneficiarias. Me sorprende que las personas beneficiarias sólo puedan ser familias monoparentales o padres – nótese que escribo padres, no padres y madres.
Es decir, estas ayudas sólo fomentan la conciliación familiar para poder hacerse cargo de la familia y que papá se pueda beneficiar. Claro, porque papá no se hace cargo de la familia, es mamá quien asume esa función y no sería justo fomentar que mamá se quede en casa y menos aún que además le paguen como harían con papá. ¡Ay! Se me escapaba que lo que se está aplicando es una medida de discriminación positiva o mejor dicho una acción positiva para conseguir que los papás se queden en casa con su bebé.
Las personas que me conocen ya habrán notado el tono de ironía que me caracteriza. Pero hay muchos más ejemplo de lo mal que se está haciendo e interprentando el tema de la conciliación y de la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Al igual que con la flexibilidad horaria y demás temas “éticos” y “responsables”. Me parece útil destacar el ejemplo de un artículo de Esade.
Elijo esta escuela de negocios porque la considero como un surtidor incesante de personas directivas y porque los conocimientos de esos cargos tienen una alta repercusión en nuestra sociedad; ya que, de forma directa, implementan el saber hacer a la plantilla de muchas de las empresas donde trabajamos. Por este motivo, esta escuela de negocios debe ser muy sensible con las formaciones que desarrolle, ya que pueden tener repercusiones no deseadas.
En su revista Alumni de este verano 2008, leo un título de una sesión sobre conciliación profesional y familiar que se celebró en Esade el 7 de mayo. Me llama la atención que la palabra “personal” desaparezca cuando se habla de conciliación. Pero más me sorprende el título de la sesión: “Mi carrera profesional, la de mi pareja y la de mi familia”; más propio de un artículo de una revista de prensa rosa que de una escuela de negocios. Siento el comentario sarcástico, pero no logro entender como una escuela del prestigio de Esade puede banalizar de este modo las desigualdades que todavía existen entre hombres y mujeres y malinterpretar la legislación.
Aunque, si prestamos atención a la redacción de la ley, es normal que se sesgue; pues si recordamos el artículo 44 del capítulo II de la ley orgánica 3/2007 de 22 de marzo para la igualdad efectiva de mujeres y hombres que trata los temas de conciliación, podremos verificar que la vida personal sólo aparece en el título y que no hay ninguna medida que inspire a las empresas a fomentar la conciliación personal, familiar y laboral; a parte de que su redacción da pie a equívocos. Transcribo literalmente:Artículo 44. Los derechos de conciliación de la vida personal, familiar y
No pretendo sólo criticar, quiero hacerlo constructivamente. Todavía albergo esperanzas en que la Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa será realmente ir más allá de lo que dice o lo que prevé la ley. La legislación no es apta para cubrir todas las demandas sociales, son las empresas las que tienen la oportunidad de innovar y de adelantarse a las leyes.
laboral.
1. Los derechos de conciliación de la vida personal, familiar y
laboral se reconocerán a los trabajadores y las trabajadoras en forma que
fomenten la asunción equilibrada de las responsabilidades familiares, evitando
toda discriminación basada en su ejercicio.
Conciliar, quiere decir conformar varias proposiciones que parecen contrarias entre sí. Una persona que puede conciliar su vida personal, familiar y profesional tendrá la mente más clara, trabajará mejor. Pero no obviemos la vida personal, no podemos afirmar que si no tienes familia o pareja, no tienes vida ni derecho a conciliarla. Incluyamos la palabra contemplada por la ley, tengamos vida personal también y, si no la tenemos, al menos, no capemos la ley.
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